Muebleros de Masaya lamentan la “insensibilidad” de las autoridades locales. Recuerdan que la pandemia Covid-19 cerró varios negocios, la crisis sociopolítica también y algunos intentan resurgir.
Por: Intertextual/ Voces en Libertad/ contacto@intertextualcr.com
Los dueños de talleres y comerciantes de muebles de Masaya continúan resistiendo el incremento de los impuestos municipales que este año ha experimentado un aumento de hasta un 100% en algunos rubros, mientras la ventas de sus productos, siguen a la baja.
La mayoría de estos negocios que se ubican en el tramo de la carretera entre los municipios de Catarina y Masatepe, aún se sostienen de la cartera de clientes que mantienen desde hace algunos años, pero que no ha sido la misma desde al menos los últimos cinco años.
Los llamados “Pueblos Blancos” de Masaya, se caracterizan por la comercialización de artesanías y muebles hechos a base de madera, uno de los oficios más representativos de este departamento que destaca por la laboriosidad e innovación que ha transformado la vida y economía de su gente emprendedora.
Por muchos años, decenas de familias de esta ciudad se han dedicado a la venta de muebles hechos de madera, una buena parte de ellos a fabricarlos, ello pese al incremento en el precio de los materiales de producción e insumos de mueblería. Este es el caso de Calero, un reconocido creador de enseres que cumple 15 años de dedicarse a este oficio.
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Calero recuerda que por muchos años, fue un asalariado en diferentes talleres, sin embargo, cerca de 2012 decidió emprender con la creación de muebles hechos a base de madera preciosa como el cedro. Desde esa fecha, logró construir su negocio donde actualmente se elaboran y comercializan enseres como sillas, roperos, sillones, gaveteros, comedores, muebles de cocina y para oficinas.
Ventas se mantienen bajas
Desde el inicio de la pandemia del Covid-19 en Nicaragua, en marzo de 2020, la venta de muebles empezó a experimentar fuertes bajas. La caída de las ventas que a muchos hizo incumplir con su deudas, sumados a los pagos de impuestos que nunca se detuvieron y a los aumentos recientes, ha provocado el cierre de varios talleres.
Negocios como los de Calero, liquidaron sus inventarios y cerraron, en momentos en que el patógeno no solo cobraba la vida de millones de personas en el mundo y más de 30 mil nicaragüenses, si no que destruyó la débil economía de los pequeños negocios.
A criterio de Calero y de otros comerciantes de muebles, los pagos de arrendamiento y tributos por el uso del espacio público, que nunca dejaron de cobrarse, los terminó liquidando. Como si no fuera suficiente, desde el año 2002, esos impuestos municipales subieron, ahora los muebleros de Masaya pasaron de pagar 60 córdobas, a 120.
Aparte deben asumir el pago de la matrícula del negocio. Los dueños deben cancelar los cobros por “derecho de línea” y “bienes e inmuebles”. Los gastos anuales se traducen en más de 5 mil córdobas. “Las deudas en tiempo de pandemia se han medio pagado porque todo se vino abajo, pero seguimos luchando para ver qué tal nos va. Las ventas se han mantenido, pero esta carga tributaria pone difícil la cosa”, asegura Calero que lucha como otros artesanos para no darse por vencido.
Suben los insumos de mueblería
Algunos emprendedores han logrado resurgir pese a la dura realidad que enfrentan todos los dueños de negocios en Nicaragua. El alza en los precios de producción afecta, en el caso de los muebleros, los insumos de muebles también han experimentado un incremento en sus costos.
Según Calero, la madera preciosa que utilizan para crear sus muebles también se ajustaron a los nuevos precios, lo cual ha hecho que los dueños de negocios incrementen también el costo de los productos. “El zener, por ejemplo, antes valía 180 (córdobas) ahora vale 294, casi los 300; el tinte subió casi a los 300 córdobas, el galón valía 700 ahora vale 1,200 (córdobas). Todo lo que es insumo se subió, por eso es que nosotros subimos el costo”, reiteró.
Para Calero, la venta de muebles es el único sostén del que actualmente sobreviven su familia y dos de sus colaboradores. El reconocido mueblero reitera que la demanda de este producto ha disminuido mientras la oferta continúa. “Muchos de nuestros compradores son otros emprendedores que se dedican a la venta ambulante y al crédito, porque todos queremos sobrevivir”, dijo el artesano.